Bueno hay acaso poeta mejor que el para referoirse a la decandencia y l aoscuridad del hombre? Yo creo que no, realmenet es mi poeta favorito, y pues creo que de todo su libro hay dos poemas que adoro, ambos de la parte llamada Rebeldía. Dejo aquí los dos, el primero va muy acorde con el tema del foro, a mi parecer whitewolf debió saberlo...
CXIX
ABEL Y CAÍN
I
Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe complaciente.
Raza de Caín, en el fango
Arrástrate y muere miserablemente.
¡Raza de Abel, tu sacrificio
Halaga la nariz de Serafín!
Raza de Caín, tu suplicio,
¿Tendrá alguna vez fin?
Raza de Abel, ve tus sembrados
Y tus ganados crecer;
Raza de Caín, tus entrañas
Aúllan hambrientas como un viejo can.
Raza de Abel, calienta tu vientre
En el hogar patriarcal;
Raza de Caín, en tu antro
Tiembla de frío, ¡pobre chacal!
¡Raza de Abel, ama y pulula!
Tu oro también procrea.
Raza de Caín, corazón ardiente,
Guárdate de esos grandes apetitos.
¡Raza de Abel, tú creces y paces
Como las mariquitas de los bosques!
Raza de Caín, sobre los caminos
Arrastra tu prole hasta acorralarla.
II
¡Ah, raza de Abel, tu carroña
Abonará el suelo humeante!
Raza de Caín, tu quehacer
No se cumple suficientemente;
Raza de Abel, he aquí tu vergüenza:
¡El hierro vencido por el venablo!
¡Raza de Caín, sube hasta el cielo ,
Y sobre la tierra arroja a Dios!
1857
El otro es desde luego también hermoso, habla del primer rebelde en la historia. Y pues bueno, es maravilloso el modo en que etsá escrita la oración final está basada en la oración del Gloria? si mal no recuerdo:
CXX
LAS LETANÍAS DE SATÁN
¡Oh tú!, el más sabio y el más hermoso de los Ángeles,
Dios traicionado por la suerte y privado de alabanzas,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
¡Oh, Príncipe del exilio al cual se ha agraviado,
Y que, vencido, siempre te yergues más fuerte!
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que sabes todo, gran rey de las cosas subterráneas,
Curandero familiar de las angustias humanas,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que, aun a los leprosos, a los parias malditos
Enseñas por el amor el gusto del Paraíso,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
¡Oh, tú, que de la muerte, tu vieja y fuerte amante,
Engendras la Esperanza, -una loca encantadora!
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que infundes al proscripto esa mirada serena y altiva
Que condena todo un pueblo alrededor de un patíbulo,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que sabes en qué rincones de las tierras envidiosas
El Dios celoso oculta las piedras preciosas,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú, cuya clara mirada conoce los profundos arsenales
Donde duerme sepultado el pueblo de los metales,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú, cuya larga mano oculta los precipicios
Al sonámbulo errante en el borde de los edificios,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que, mágicamente, ablandas los viejos huesos
Del borracho retardado hollado por los caballos,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que, para consolar al hombre débil que sufre,
Nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que pones tu impronta, ¡oh!, cómplice sutil,
Sobre la frente del Creso implacable y vil,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Tú que pones en los ojos y el corazón de las rameras
El culto de la llaga y el amor de los andrajos,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Báculo de los exiliados, lámpara de los inventores,
Confesor de los ahorcados y de los conspiradores,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
Padre adoptivo de los que en su negra cólera
Del paraíso terrestre arrojó Dios Padre,
¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!
PLEGARIA
¡Gloria y alabanza a ti, Satán, en las alturas
Del Cielo, donde tú reinas, y en las profundidades
Del Infierno, donde, vencido, sueñas en silencio!
Haz que mi alma un día, bajo el Árbol de la Ciencia,
Cerca de ti repose, a la hora en que sobre tu frente
Como un Templo nuevo sus ramas se desplieguen!
1857.